¿Mami, por qué no puedo ir al parque ahora? “Papá, ¿hasta cuándo vamos a estar encerrados en la casa?¿Por qué la abuela tampoco puede salir. Ella está castigada?
Preguntas y más preguntas. La curiosidad infantil es ilimitada y su capacidad de preguntar el por qué de lo que pasa por su imaginación, o lo que ve y preocupa, también. Esa condición infantil es una de las tantas maravillas de la niñez.
Todo lo quieren saber los eternos preguntones ¿Mamá donde estaba yo cuando tú eras pequeña?”¿Faltaba mucho tiempo para que yo creciera dentro de tu barriga, mamá?” El diálogo prosigue y las dificultades ante una respuesta correcta aumentan. En casos así, es interesante dejar que la niña o niño exprese sus fantasías y deje volar su imaginación. Responder con otra pregunta sobre lo que piensa el menor es muy constructivo y crea un juego dialéctico, pero no se le debe dejar en el error; lo mejor es clarificar la realidad y darle una respuesta que el niño menor pueda entender, ya que en la mente infantil, no cabe los “no sé” y sigue dándole vueltas al tema.
Lo importante es no dejarlos solos ante sus interrogantes e imaginaciones y en este caso, al igual que en otros de tipo existencial, como puede ser la muerte, la vida, la justicia, es aconsejable responderle de forma sencilla y añadir después algo como “en la medida en que te vayas haciendo mayor, lo iremos hablando y lo iras entendiendo mejor”.
A partir de los tres años comienza la madurez, la coordinación motriz es más armónica, los progresos intelectuales son más evidentes. El infante empieza a hablar con mayor fluidez y, al incorporar el lenguaje, aparece el dialogo, y este proceso en que el menor interroga y los padres contestan, contribuye de manera eficaz a su desarrollo intelectual.
Los niños preguntan mucho en las distintas etapas de su vida, pero sobre todo, lo hacen en la edad preescolar. Y es precisamente en esos momentos cuando adquiere una gran significación para ellos el recibir contestaciones atinadas, descartando lo absurdo por respuesta. .
Esta etapa es crucial para el infante que comienza a interesarse por las cosas que le rodean. Lejos de considerar sus preguntas como un fastidio, debe verse como una valiosa motivación para el aprendizaje.
Todas las interrogantes tienen respuesta y cuando el adulto las desconozca, sencillamente le dirá que no la sabe o tiene dudas y va a consultar el asunto para responderle mejor, pero nunca le mienta ni le censure. La maduración psicológica es individual, por lo que la capacidad y las ganas de averiguar varían. Por ejemplo, la sexualidad es un tema que no empezará a comprender hasta que no esté en edad escolar.
Los por qué, por qué, por qué, del niño o niña a partir de los tres años parece no tener fin. Todo lo quiere saber, porque todo le preocupa. Así que, desde ya, empieza a preparar tus respuestas.
http://www.mujeres.co.cu/art.php?MTMyNDk=
0 Post a Comment:
Publicar un comentario