La gente de la prensa

Por| Olivia Alayo Terry, estudiante de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana.

Escribe. No se detiene. No tiene tiempo para quedarse en silencio. Así es la vida de todos los que están día a día en las puertas de las noticias; lo mismo desde el bolígrafo, el teclado, la cámara, el corazón. Sí, esos que ante esta situación no interrumpen el paso. Que no se pierden un aplauso a las 9 de la noche, porque lo hacen por Cuba, por sus médicos, por el universo. Sí, esos que van a la par de los galenos cubanos, y desde sus puestos de trabajo no se permiten escapar un detalle. Esos, que hoy no pueden desfilar en la plaza, pero que lo hacen desde el alma, y se levantan temprano, cantan el Himno Nacional, siguen minuto a minuto el movimiento de la bandera cubana, no paran, se preocupan sin descansar para que la información llegue completa y certera a todos los rincones del mundo, desde esta Isla bella. Sí, son esos, que marchan sin pausa. No creen en madrugadas, luchan con las letras y las palabras en la mano, para que nadie, absolutamente nadie les ofenda su tierra. Son esos, los que no miran el movimiento del reloj, si del pueblo se trata. Son los que cuentan la historia, como fieles continuadores de sus gloriosas páginas. Esos, los que se pueden encontrar en cualquier sitio, que no les importan baches, ni campos, ni ciudades; los que nunca llegan a última hora, porque nuevamente, su pueblo, es siempre lo primero. Sí, son esos, que van desde el personal de servicio, hasta los que luchan sin cansancio en las plataformas digitales; y los que sin lugar a dudas, tampoco duermen, y manchados de tinta, rodeados de papel gaceta, permanecen orgullosamente de pie, hasta ver, en perfectas condiciones, la impresión de las noticias. Si, son esos, los que andan sin cesar, rodeados de valores, de voluntad, de amor, de compromiso, de sentido de pertenencia. Son esos, los que caminan sin bajar la guardia. Sí, son esos, los que no envilecen, los primeros en amanecer, y los últimos en echar un pestañazo, porque el deber está primero. Son esos, los que andan por ahí mañana, tarde y noche vestidos de Patria. Son esos: gente bella por dentro; la gente de la prensa.