Un personaje de leyenda

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La vida de Camilo Cienfuegos Gorriarán, el hombre, el guerrillero, el revolucionario cubano, evoca la leyenda. La definición la hizo alguien que estuvo ligada durante la lucha guerrillera en la Sierra al mítico Comandante desaparecido en el mar el 28 de octubre de 1959, en cumplimiento de su deber.

Según la hermosa ilustración de Vilma Espín, la inolvidable Presidenta de la Federación de Mujeres Cubanas, “si nosotros inventáramos un nombre para un personaje de leyenda, le podríamos poner el nombre de Camilo Cienfuegos”.

Este había abortado la conspiración que culminó con la captura del traidor Huber Matos, en Camagüey, cuando en viaje de regreso a La Habana la avioneta en que viajaba se perdió en el mar en medio de una tormenta, el 28 de octubre de 1959.

Desde entonces, las aguas cubanas se cubren de flores y una invitación permanente y espontanea desata la evocación hacia aquel mítico barbudo que muchos consideran aún era la imagen del pueblo, tal fue su identificación con éste, cuando acompañando a Fidel en la Caravana de la Libertad, se granjeó enseguida el afecto de la gente, que, a la par, vitoreaba  los dos nombres: ¡Fidel, Camilo!..

El tercer varón de Ramón Cienfuegos y Emilia Gorriarán nació el seis de febrero de 1933. Camilo lo llamaron y según contaban sus padres, desde chiquito gustó de los deportes y de la jarana. Nadaba bien y era un amante de la pelota, como sabemos todos por los inolvidables juegos con Fidel, representando ambos al original equipo Barbudos. También gustaba de la pintura y matriculó en la Escuela San Alejandro, sin concluir estudios.

Uno de los rasgos predominantes en la personalidad de Camilo era su alegría. Siempre estaba dispuesto al chiste, a la broma, aún en las etapas más duras de su vida. De sus padres aprendió que la solidaridad era mucho más que una palabra, y lo probó desde niño, cuando durante la Guerra Civil Española él junto con sus padres y hermanos se involucraron en colectas públicas para enviar ayuda a los niños huérfanos de la guerra. Camilo ayudaba a través de la Asociación del Niño Español, a la colonia cubana en Barcelona, donde se dio albergue a huérfanos de la guerra

En 1953, con 21 años, se vio obligado a marchar en busca de trabajo a los Estados Unidos. Comenzaba para él una dura experiencia que le serviría de base en su ulterior desarrollo revolucionario. De vuelta a Cuba y perseguido por la policía, se vio obligado a marchar nuevamente a Norteamérica, esta vez en calidad de exiliado. Desde allí hizo contacto con el Movimiento 26 de Julio y en septiembre de 1956 arribaba a México, faltando apenas dos meses para la partida del Granma.

Ultimo de los expedicionarios en enrolarse en la expedición del Granma, había escrito desde su exilio en los Estados Unidos: “Fidel es la esperanza de libertad para el pueblo cubano” Dispersado el destacamento expedicionario tras el  revés de Alegría de Pío, Camilo se unió posteriormente al grupo de Juan Almeida, Ramiro Valdés y otros futuros Comandantes de la Revolución con los que enrumbó a la Sierra

Fue en la Navidad de ese mismo año 1956 que Camilo pudo reunirse con Fidel y con un pequeño grupo de sobrevivientes. Luego vendría el combate de La Plata donde se destacó por su valor y audacia y el del Uvero, donde según palabras del Che, el naciente Ejército Rebelde alcanzó su mayoría de edad. En octubre de 1957 Camilo Cienfuegos fue ascendido a Capitán y jefe de la vanguardia de la columna cuatro al mando del Che. Un mes después combatía en Mar Verde y era herido en Pino del Agua.

En agosto de 1958 inició la histórica marcha invasora. En su travesía, las columnas dos y cuatro al mando de Camilo y el Che fueron asediadas continuamente por los cercos, las emboscadas y los ataques de la aviación enemiga, más las inclemencias del tiempo. Camilo prosiguió la marcha hacia Las Villas, donde se reuniría con el Che.

El 31 de diciembre, tras 10 días de incesantes combates, se rindió la guarnición de Yaguajay y todo el territorio de Las Villas quedó liberado tras la toma de Santa Clara por el Che. Después del triunfo rebelde, Camilo ocupó Columbia y el día ocho recibió a Fidel e hizo junto a él la entrada triunfal en la capital.

Che Guevara, su  amigo y compañero de armas, no vaciló en asegurar que “Camilo el guerrillero estaba presente en los otros que no llegaron y en aquellos que están por venir, en su renuevo continuo e inmortal”.

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 (Revista Mujeres )