La Ciénaga de Zapata es un lugar que
enamora. Eso lo piensa todo el que llega a visitarla, pues es una zona
virgen de grandes hoteles y edificios, no hay gentío y abunda la calma.
El único sonido es el de las copas de los árboles batiéndose con el
viento, el mar rompiendo en la costa y algún que otro travieso pajarito
que no deja de cantar.
Es un sitio que no tiene igual, el mayor humedal del Caribe donde
predominan paisajes de llanuras bajas y pantanosas, con una vegetación
de sabanas naturales de alto valor estético. Su fauna aun trae muchos
misterios para los biólogos, como lo es el manjuarí (un pez fósil), la
gallinuela, el zunzuncito, el ave cartacuba, el manatí y la jutía.
Es el
único lugar en Cuba donde viven cocodrilos.
Recorrela en carro desde su carretera principal es fácil, aunque hay que
reconocer que es un camino lleno de curvas y las calles están llenas de
baches, pedazos maltratados por el tiempo.
El viaje se inicia pasando
el peaje que está en el poblado de San Isidro. Cuando te adentras en el 1
er Km puedes ver como el paisaje campestre cambia por uno lleno de
pantanos, lagunas con flores de loto, enredaderas, arboles grandes y
verdes.
Por eso es muy difícil adentrarse en ella, caminar por la tierra
de turba es casi imposible y los mosquitos, incluso con repelentes, no
te dejaran avanzar en los horarios de 6 am hasta las 8 am y de 6 pm
hasta las 9 am.
Hay zonas, como la Salina, donde están las 24 horas del
día. Pero esto no te puede dejar vencer, aun así sentirás que la
naturaleza te recoge como si fuera tu casa, recordándote que el hombre
una vez vivió solo con ella ahí, sin más que una casa de palma y guano
como lo demuestra Guama, el primero punto que se ve en el camino,
teniendo una réplica de Aldea de indios tainos.
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