La Ciénaga bajo el prisma de un cenaguero

Con frecuencia se dice no hay nada más aburrido que leer un periódico de ayer, ni nada más interesante que leer uno viejo, de hace mucho tiempo; y eso fue precisamente lo que le sucede al lector que se aproxima al libro de cuentos La Ciénaga por dentro, de Efraín Otaño Gerardo, publicado en el 2000 por Ediciones Matanzas.     

 

 

Efraín, así como lo conocen todos en la Ciénaga de Zapata y más allá, se aventuró por los senderos anegados en agua y fango pantanoso, tupida vegetación, animales únicos, ríos, piedras, mar, trillos y caminos del mayor humedal del Caribe insular, donde viven nativos y forasteros asentados en la zona, para obsequiarnos seis historias contadas en primera persona.

Sin dudas, la geografía de la zona ha hecho de sus moradores seres únicos dentro del mosaico étnico cubano, plagados de mosquitos e historias, inverosímiles y ¿por qué no creíbles? pues en este mundo todo puede suceder; tómese la elección de cenagueros como prácticos de extraterrestres. En verdad un relato "posible" si se piensa que los terrícolas no son los únicos seres inteligentes en este gran universo.

Pero poner el Arca de Noé en medio del municipio más extenso de Cuba, eso sí es un gran atrevimiento, pero permisible su recreación, pues a todos se les antoja que su lugar de origen es el mejor del mundo.

¿Y quién niega que Ciénaga de Zapata no lo sea?

Todo el año se ven miles de turistas atraídos por su historia local, la que dejó de serlo cuando la invasión mercenaria en 1961 por la Bahía de Cochinos.

 

Pero este autor no hace alusión al hecho más trascendente de la zona, sino que va hacia las vivencias de sus hijos, dados a los cuentos de esa forma que solo esos hombres de campo saber hacer, con un estilo de altos vuelo de la narración oral.

 

Estas obras de ficción logran sacar de debajo de la piel anécdotas vividas o inventadas por su gente, historias que no por ser comunes dejan de atraer, tanto por la forma de ser contada como por su lenguaje, el que a todas luces se concibe para su lector más próximo: el cenaguero.

Todos los pasajes envuelven tal como lo logra su subyugante paisaje circundante, pero si hay un relato que te saca lo que llevas dentro ese el encuentro hombre-naturaleza en el tercer cuento, Cuando el alma se opone.

En este se aprecia el carácter no destructivo del cenaguero, el que se ha alimentado de todo a su alcance, como lo hicieron los aborígenes cubanos asentados en la zona.
Igualmente destaca en la línea temática el cenaguero atado a su pasado, pero con vínculo a su presente donde se habla de turismo, del aprovechamiento de sus tesoros naturales – como en El hoyo del Colorado-; el cual se llega a un final inesperado, pero posible, pues ter ponen en la piel de sus personajes, tal como le sucede a un habitante de estos parajes o de otro rincón de Cuba y el mundo.

Este cometario no se propuso valorar cada una de las historias, sino resaltar su valor y pensar que luego de unos diecisiete años de la única edición de La Ciénaga por dentro debe ser relanzado pues la vida cambia y con ella las generaciones, a las que les interesaría saber que un lugareño escribió sobre la Ciénaga desde dentro, pues son esos los que más sienten en su piel el drama propio.