, Año 64 de la Revolución______________________________

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Buenas prácticas de enfermería: garantía para una correcta vacunación

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Cada año entre dos y tres millones de vidas en el mundo se salvan gracias a las vacunas, así refiere la Organización Mundial de la Salud; sin embargo, para garantizar la efectividad de estos fármacos es preciso mantener, durante su aplicación, las buenas prácticas en los procederes de enfermería.

A propósito de la Fase III de los ensayos clínicos de los candidatos vacunales anti-COVID-19 Soberana 02 y Abdala y sus respectivos estudios de intervención, miles de dosis se administran en el país bajo el estricto cumplimiento de los procesos y con la certificación de los sitios y el personal de enfermería, teniendo en cuenta su experiencia profesional.

Los investigadores promotores del Instituto Finlay de Vacunas y el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, de conjunto con los departamentos de Epidemiología y Enfermería del MINSAP, fueron los encargados de la certificación, tanto de los vacunatorios de los policlínicos, como de las áreas de salud y los locales que se habilitaron para este fin.

Entre las características que deben cumplir estas instalaciones están: lugar ventilado e iluminado, con lavamanos, silla, buró para la enfermera, mesa auxiliar donde se coloca el termo con los fármacos y el material estéril; además de poseer un local para la vigilancia post-vacunal al paciente durante una hora.

Para realizar la vacunación se establece un flujograma, es decir, el voluntario llega, se dirige a la consulta donde se le realiza examen médico, medición de los signos vitales, encuesta para determinar si cumple con los criterios de inclusión y firma el consentimiento informado.

A continuación, se dirige al vacunatorio donde se le administra el candidato vacunal y luego al local de vigilancia. Cada procedimiento está diseñado para que no se entrecrucen evitar demoras y aglomeraciones.

Los directivos  del  Departamento de Enfermería del MINSAP recomiendan que para lograr una correcta vacunación se necesita cumplir con la técnica de la administración de la vacuna por vía intramuscular.

Debe realizarse un lavado de mano médico (con agua, jabón y solución antiséptica) en diferentes momentos: antes de preparar el material, después de seleccionado el sitio de la inyección y luego de administrar la vacuna, por lo que no es necesario utilizar guantes.

El personal de enfermería debe tener la precaución de leer el rótulo como mínimo tres veces, cerciorarse que corresponda con la vacuna indicada y que el sitio de aplicación no esté inflamado, tenga alguna lesión, herida o tatuaje que no permita identificar un evento adverso.

También, tienen que cumplir con los principios de asepsia y antisepsia para evitar la penetración de gérmenes al organismo y provocar una infección, mantener los bulbos en la temperatura que establece su fabricante y solo manipularlos cuando se va a vacunar.

Además de cumplir con las buenas prácticas para garantizar la calidad de la vacunación, el personal de enfermería debe ser comunicativo con los voluntarios, pues muchos llegan preocupados, y explicarles que algunas de las reacciones adversas pudieran ser fiebre, malestar muscular o dolor en el lugar de la inyección, así como otros  eventos adversos que son inherentes a cualquier vacuna. _______________________ 

(https://salud.msp.gob.cu/buenas-practicas-de-enfermeria-garantia-para-una-correcta-vacunacion/ )Visto por:

Cuba produjo el primer lote con 150 mil bulbos de la vacuna Soberana 02

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    Su fabricación a gran escala está encaminada a proveer de dosis suficientes de la molécula para llevar adelante la tercera fase de ensayos clínicos en marzo.
 

La industria biofarmacéutica cubana produjo el primer lote de 150 mil bulbos de Soberana 02, el candidato vacunal más avanzado contra la Covid-19, que entrará en fase III de ensayos clínicos en marzo, resaltan hoy sus desarrolladores.

Su fabricación a gran escala está encaminada a proveer de dosis suficientes de la molécula para llevar adelante la tercera fase de este estudio, publica el Instituto Finlay de Vacunas (IFV), gestor de este proyecto en su cuenta en Twitter.

Ya se produce el segundo lote, dijo en un reciente encuentro entre Gobierno y científicos Vicente Vérez, director del IFV, hecho que calificó además de hito científico-tecnológico importante.

En fase II ampliada en estos momentos, el segundo candidato anti-Covid-19 de la institución científica evidenció gran seguridad y respuesta inmune potente. Induce memoria de larga duración de esa respuesta inmune que, además de producir anticuerpos, hace que estos duren, señaló Vérez en otra información sobre los resultados del producto.

Soberana 02 comenzó el segundo período de ensayos clínicos el pasado 22 de diciembre y se convirtió así en el primer candidato latinoamericano en llegar a esa etapa, que incluye a casi 900 voluntarios.

Es una vacuna conjugada, en la cual el antígeno del virus, el dominio de unión al receptor (RBD), está enlazado químicamente al toxoide tetánico.

La directora de investigaciones del IFV Dagmar García en su cuenta en Twitter resaltó además la publicación en la revista especializada bioRxiv, del primer preprint de la evaluación preclínica de la vacuna cubana Soberana 02, en el que se demuestran las evidencias científicas de esa etapa.

 

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(PL)

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Cuba produjo el primer lote con 150 mil bulbos de la vacuna Soberana 02

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    Su fabricación a gran escala está encaminada a proveer de dosis suficientes de la molécula para llevar adelante la tercera fase de ensayos clínicos en marzo.
 

La industria biofarmacéutica cubana produjo el primer lote de 150 mil bulbos de Soberana 02, el candidato vacunal más avanzado contra la Covid-19, que entrará en fase III de ensayos clínicos en marzo, resaltan hoy sus desarrolladores.

Su fabricación a gran escala está encaminada a proveer de dosis suficientes de la molécula para llevar adelante la tercera fase de este estudio, publica el Instituto Finlay de Vacunas (IFV), gestor de este proyecto en su cuenta en Twitter.

Ya se produce el segundo lote, dijo en un reciente encuentro entre Gobierno y científicos Vicente Vérez, director del IFV, hecho que calificó además de hito científico-tecnológico importante.

En fase II ampliada en estos momentos, el segundo candidato anti-Covid-19 de la institución científica evidenció gran seguridad y respuesta inmune potente. Induce memoria de larga duración de esa respuesta inmune que, además de producir anticuerpos, hace que estos duren, señaló Vérez en otra información sobre los resultados del producto.

Soberana 02 comenzó el segundo período de ensayos clínicos el pasado 22 de diciembre y se convirtió así en el primer candidato latinoamericano en llegar a esa etapa, que incluye a casi 900 voluntarios.

Es una vacuna conjugada, en la cual el antígeno del virus, el dominio de unión al receptor (RBD), está enlazado químicamente al toxoide tetánico.

La directora de investigaciones del IFV Dagmar García en su cuenta en Twitter resaltó además la publicación en la revista especializada bioRxiv, del primer preprint de la evaluación preclínica de la vacuna cubana Soberana 02, en el que se demuestran las evidencias científicas de esa etapa.

 

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(PL)

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Actualiza el CENCEC cómo marchan los ensayos de los cuatro candidatos vacunales de Cuba contra la COVID-19

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Hasta el momento, indica el Centro Nacional Coordinador de Ensayos Clínicos (CENCEC), la evidencia que existe demuestra que las dos Soberanas son seguras y sus eventos adversos leves




 

 

Con el objetivo de evaluar la seguridad, reactogenicidad y la inmunogenicidad de los cuatro candidatos vacunales cubanos contra la COVID-19, el Centro Nacional Coordinador de Ensayos Clínicos (CENCEC) participa en los ensayos de Soberana 01 y 02, desarrollados por el Instituto Finlay de Vacunas, y Mambisa y Abdala, del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB).
Según informó el Ministerio de Salud Pública (Minsap) en su sitio web, Yamilé Cachimalle Benavides, jefa del departamento de ensayos clínicos de la institución, comentó que unos 20 investigadores del centro participan en los estudios, no solo en los policlínicos y hospitales, sino también en cada uno de los laboratorios externos, «para buscar siempre el dato fuente y contrastar la información desde el primer reporte, pues solo así será válido».


Cuba alista cien millones de dosis de vacuna anti-COVID-19 (+Video)

La también Máster en Farmacia Clínica señaló que, en el caso de las Soberanas, el CENCEC tiene la función de controlar los ensayos, para asegurar el rigor, la transparencia y cumplimiento de las Normas de buenas prácticas clínicas, tanto en los estándares de calidad de los datos recogidos, como en la protección de los sujetos que participan en el estudio; además de integrar el Comité Independiente de Monitoreo de Datos.
Soberana 01 tiene cinco formulaciones, aclaró la especialista, algunas de ellas se basan en el RBD (Dominio de Enlace del Receptor) dimérico adsorbidas en gel de hidróxido de aluminio, otras añaden vesículas de membrana externa de meningococo B como adyuvante; dichas formulaciones dieron origen a tres ensayos clínicos, dos que incluyeron voluntarios con PCR negativos y uno en convalecientes que comenzó el 16 de enero.
«No es necesario un ensayo clínico por formulación, sino que se estudian varias para buscar la más óptima», precisó.

Soberana 01: la novedad de un ensayo con personas que ya enfermaron (+Video)

Cachimalle Benavides señaló que en estos momentos se están evaluando los resultados, luego de la administración de la segunda dosis de los estudios Fase I en pacientes negativos, pues ese resultado no está al momento que el sujeto recibe el fármaco, sino que hay que esperar el tiempo necesario para que se pueda evaluar la respuesta a través de estudios inmunológicos.
De forma similar ocurre con la investigación Fase I de Soberana 02, vacuna basada en la unión covalente del RBD con toxoide tetánico, aunque desde el 18 de enero se desarrolla la Fase II b ampliada del candidato, luego de que en fechas recientes se incluyeran 100 sujetos en la Fase II a.
Hasta el momento, destacó la especialista, la evidencia que existe demuestra que las dos vacunas son seguras y sus eventos adversos leves.
En el caso de Mambisa y Abdala, la jefa del departamento de ensayos clínicos explicó que el CENCEC solo interviene como parte del Comité Independiente de Monitoreo de Datos, fortaleza para todos los estudios al incluir a terceros que no participan de la investigación, pero que evalúan el trabajo realizado y dan un criterio sobre la seguridad del producto, comentó la entrevistada.
Ambos candidatos concluyeron el ciclo corto de su Fase I, precisó, en alusión a Mambisa se aplica principalmente por vía nasal y es un producto de subunidades que utiliza como antígeno la proteína AgnHB del virus de la hepatitis B; mientras que Abdala es por vía intramuscular y emplea como proteína dominio de unión al receptor una levadura y como coadyuvante la alúmina, este último fármaco comenzará la Fase II de estudio en febrero.
Igualmente, señaló la directiva, el Centro Nacional Coordinador de Ensayos Clínicos también ha participado en otras investigaciones relacionadas con tratamientos anti-COVID-19, vinculados a la ozonoterapia como tratamiento complementario de pacientes confirmados, el estudio del PrevengHo-Vir, el uso de la Biomodulina T en la disfunción inmunológica y el procesamiento estadístico del ensayo que incluyó los antivirales Heberon (Interferón alfa 2b humano recombinante) y HeberFERON (combinación del Interferón alfa 2b humano recombinante con el Interferón gamma humano recombinante).
Actualmente participan también en un proyecto para aportar evidencias al sistema de salud en cuanto a los tratamientos contenidos en los protocolos de enfrentamiento a la pandemia, concluyó.

Cuba alista cien millones de dosis de vacuna anti-COVID-19 (+Video)

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( Granma)

Actualiza el CENCEC cómo marchan los ensayos de los cuatro candidatos vacunales de Cuba contra la COVID-19

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Hasta el momento, indica el Centro Nacional Coordinador de Ensayos Clínicos (CENCEC), la evidencia que existe demuestra que las dos Soberanas son seguras y sus eventos adversos leves




 

 

Con el objetivo de evaluar la seguridad, reactogenicidad y la inmunogenicidad de los cuatro candidatos vacunales cubanos contra la COVID-19, el Centro Nacional Coordinador de Ensayos Clínicos (CENCEC) participa en los ensayos de Soberana 01 y 02, desarrollados por el Instituto Finlay de Vacunas, y Mambisa y Abdala, del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB).
Según informó el Ministerio de Salud Pública (Minsap) en su sitio web, Yamilé Cachimalle Benavides, jefa del departamento de ensayos clínicos de la institución, comentó que unos 20 investigadores del centro participan en los estudios, no solo en los policlínicos y hospitales, sino también en cada uno de los laboratorios externos, «para buscar siempre el dato fuente y contrastar la información desde el primer reporte, pues solo así será válido».


Cuba alista cien millones de dosis de vacuna anti-COVID-19 (+Video)

La también Máster en Farmacia Clínica señaló que, en el caso de las Soberanas, el CENCEC tiene la función de controlar los ensayos, para asegurar el rigor, la transparencia y cumplimiento de las Normas de buenas prácticas clínicas, tanto en los estándares de calidad de los datos recogidos, como en la protección de los sujetos que participan en el estudio; además de integrar el Comité Independiente de Monitoreo de Datos.
Soberana 01 tiene cinco formulaciones, aclaró la especialista, algunas de ellas se basan en el RBD (Dominio de Enlace del Receptor) dimérico adsorbidas en gel de hidróxido de aluminio, otras añaden vesículas de membrana externa de meningococo B como adyuvante; dichas formulaciones dieron origen a tres ensayos clínicos, dos que incluyeron voluntarios con PCR negativos y uno en convalecientes que comenzó el 16 de enero.
«No es necesario un ensayo clínico por formulación, sino que se estudian varias para buscar la más óptima», precisó.

Soberana 01: la novedad de un ensayo con personas que ya enfermaron (+Video)

Cachimalle Benavides señaló que en estos momentos se están evaluando los resultados, luego de la administración de la segunda dosis de los estudios Fase I en pacientes negativos, pues ese resultado no está al momento que el sujeto recibe el fármaco, sino que hay que esperar el tiempo necesario para que se pueda evaluar la respuesta a través de estudios inmunológicos.
De forma similar ocurre con la investigación Fase I de Soberana 02, vacuna basada en la unión covalente del RBD con toxoide tetánico, aunque desde el 18 de enero se desarrolla la Fase II b ampliada del candidato, luego de que en fechas recientes se incluyeran 100 sujetos en la Fase II a.
Hasta el momento, destacó la especialista, la evidencia que existe demuestra que las dos vacunas son seguras y sus eventos adversos leves.
En el caso de Mambisa y Abdala, la jefa del departamento de ensayos clínicos explicó que el CENCEC solo interviene como parte del Comité Independiente de Monitoreo de Datos, fortaleza para todos los estudios al incluir a terceros que no participan de la investigación, pero que evalúan el trabajo realizado y dan un criterio sobre la seguridad del producto, comentó la entrevistada.
Ambos candidatos concluyeron el ciclo corto de su Fase I, precisó, en alusión a Mambisa se aplica principalmente por vía nasal y es un producto de subunidades que utiliza como antígeno la proteína AgnHB del virus de la hepatitis B; mientras que Abdala es por vía intramuscular y emplea como proteína dominio de unión al receptor una levadura y como coadyuvante la alúmina, este último fármaco comenzará la Fase II de estudio en febrero.
Igualmente, señaló la directiva, el Centro Nacional Coordinador de Ensayos Clínicos también ha participado en otras investigaciones relacionadas con tratamientos anti-COVID-19, vinculados a la ozonoterapia como tratamiento complementario de pacientes confirmados, el estudio del PrevengHo-Vir, el uso de la Biomodulina T en la disfunción inmunológica y el procesamiento estadístico del ensayo que incluyó los antivirales Heberon (Interferón alfa 2b humano recombinante) y HeberFERON (combinación del Interferón alfa 2b humano recombinante con el Interferón gamma humano recombinante).
Actualmente participan también en un proyecto para aportar evidencias al sistema de salud en cuanto a los tratamientos contenidos en los protocolos de enfrentamiento a la pandemia, concluyó.

Cuba alista cien millones de dosis de vacuna anti-COVID-19 (+Video)

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( Granma)

Cuba y sus cuatro candidatos vacunales contra la COVID-19: “Un país exportador de solidaridad, no de guerra”

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El italiano Fabrizio Chiodo es profesor de Química en la Universidad de La Habana y encabeza la lista de colaboradores extranjeros que participan en el desarrollo de dos vacunas contra el COVID-19 del Instituto Finlay de Cuba: Soberana 01 y Soberana 02.

“La confianza del pueblo es un pilar fundamental de la respuesta cubana a la epidemia”, explicó Chiodo en una entrevista con Sputnik en la que evaluó por qué el escepticismo hacia las vacunas que reina en buena parte del mundo no hace mella en Cuba.

— ¿En qué estadio se encuentran las vacunas que desarrolla Cuba?

Cuba en estos momentos tiene cuatro vacunas candidatas en testeos clínicos, es decir, en fase de pruebas en voluntarios. Yo trabajo en dos candidatas del Instituto Finlay: Soberana 01 y Soberana 02.

La primera está finalizando una combinación de las fases uno y dos, mientras que la segunda está en segunda fase. En cambio, las otras dos candidatas del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología de Cuba están concluyendo la fase uno. Esto no debe preocuparnos porque pensamos concluir la fase tres de Soberana en marzo de 2021.

​— En la fase tres, ¿cuántos voluntarios se emplearán?

Creemos que al menos 50 000 personas, pero es un número que todavía estamos discutiendo, ya que nos encontramos frente a un problema técnico porque en Cuba hay una bajísima incidencia de infecciones del SARS-CoV-2. Por lo tanto, una parte de las pruebas clínicas se llevará a cabo en el extranjero.

— ¿Cómo se realizarán las pruebas clínicas?

Exactamente como en los otros países, subdividiendo a los voluntarios en un grupo de control, a quienes se les suministrará un placebo, y otro grupo recibirá la vacuna. La diferencia es que en muchos países, los voluntarios reciben una compensación. En Cuba, se ofrecen espontáneamente porque hay una confianza generalizada en la medicina y la ciencia.

​— Cuba está bloqueada y esto provoca escasez de suministros y recursos. ¿Ha recibido la investigación cubana alguna ayuda o subvención de organizaciones humanitarias y filantrópicas internacionales?

La Fundación Bill y Melinda Gates ha destinado cientos de millones de euros para luchar contra el COVID-19, pero por el momento no se ha destinado ni un centavo a Cuba. La Fundación Gates tiene su sede en Estados Unidos y considera a Cuba un país terrorista, al igual que a los que colaboran con Cuba, como yo.

— Cuba tiene una bajísima incidencia de la infección y ha mostrado la eficacia de su respuesta a la epidemia de COVID-19. ¿Cuál es la clave del modelo cubano?

Salud totalmente pública, biotecnología totalmente pública y una grandísima confianza en este sistema. Un sistema supereficiciente para muchos con un rol clave de la medicina territorial. Si en Cuba le pides a un niño que describa a su familia, te hablará del papá, la mamá, los hermanitos y las hermanitas y del médico de la familia. Esto ha permitido un confinamiento con medidas de seguimiento casa por casa. Cuba, con 11 millones de habitantes, ha tenido poco más de 140 muertes por COVID-19.

— Destacó la confianza del pueblo cubano en la medicina. Le hubiera preguntado si hay movimientos de escépticos hacia la ciencia y las vacunas en Cuba, como en muchos países, pero a estas alturas le pregunto ¿por qué hay confianza en Cuba y no en otros lugares?

En Italia, la ciencia aparece en televisión como algo masónico, como si la ciencia fuera solo para pocos. Esto ha llevado a una cascada de gente que duda. Duda porque no cree en la política y duda porque el modelo económico provoca deliberadamente esas dudas.

En Cuba, la ciencia está al servicio del pueblo. En la televisión hay programas de divulgación de alto nivel. Si a todo el pueblo se le permitiera entender el lenguaje científico con facilidad, si el científico saliera en la televisión, como sucede en Cuba, explicando cómo funcionan las vacunas de manera popular, no habría escepticismo ni desconfianza.

— Desde Sicilia han solicitado una brigada de médicos cubanos que ya ha operado en Bérgamo y Cremona. ¿Por qué Cuba echa una mano?

Fidel Castro encomendó una misión a la nueva generación de médicos cubanos resumida en el concepto clave “médicos, no bombas”: Cuba debe ser un país exportador de solidaridad, no de guerra.

La intervención de los médicos cubanos en Italia no es nada extraño, surge de este principio. Las brigadas Henry Reeve de médicos y enfermeras cubanos han operado en casi 40 países diferentes, incluida Italia, como lo hicieron durante la epidemia de ébola en África o el huracán Katrina en Estados Unidos.

— ¿Qué se puede aprender del sistema cubano?

Hemos visto que un sistema de salud privatizado no resiste el estrés de una pandemia, conduce a decisiones éticas muy difíciles y a injusticias. Lo que se puede aprender del modelo cubano es que la salud debe ser pública.

Brigada médica cubano que partió a combatir la COVID-19 en Italia. Foto: AFP.




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(Tomado de Sputnik)

Cuba y sus cuatro candidatos vacunales contra la COVID-19: “Un país exportador de solidaridad, no de guerra”

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El italiano Fabrizio Chiodo es profesor de Química en la Universidad de La Habana y encabeza la lista de colaboradores extranjeros que participan en el desarrollo de dos vacunas contra el COVID-19 del Instituto Finlay de Cuba: Soberana 01 y Soberana 02.

“La confianza del pueblo es un pilar fundamental de la respuesta cubana a la epidemia”, explicó Chiodo en una entrevista con Sputnik en la que evaluó por qué el escepticismo hacia las vacunas que reina en buena parte del mundo no hace mella en Cuba.

— ¿En qué estadio se encuentran las vacunas que desarrolla Cuba?

Cuba en estos momentos tiene cuatro vacunas candidatas en testeos clínicos, es decir, en fase de pruebas en voluntarios. Yo trabajo en dos candidatas del Instituto Finlay: Soberana 01 y Soberana 02.

La primera está finalizando una combinación de las fases uno y dos, mientras que la segunda está en segunda fase. En cambio, las otras dos candidatas del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología de Cuba están concluyendo la fase uno. Esto no debe preocuparnos porque pensamos concluir la fase tres de Soberana en marzo de 2021.

​— En la fase tres, ¿cuántos voluntarios se emplearán?

Creemos que al menos 50 000 personas, pero es un número que todavía estamos discutiendo, ya que nos encontramos frente a un problema técnico porque en Cuba hay una bajísima incidencia de infecciones del SARS-CoV-2. Por lo tanto, una parte de las pruebas clínicas se llevará a cabo en el extranjero.

— ¿Cómo se realizarán las pruebas clínicas?

Exactamente como en los otros países, subdividiendo a los voluntarios en un grupo de control, a quienes se les suministrará un placebo, y otro grupo recibirá la vacuna. La diferencia es que en muchos países, los voluntarios reciben una compensación. En Cuba, se ofrecen espontáneamente porque hay una confianza generalizada en la medicina y la ciencia.

​— Cuba está bloqueada y esto provoca escasez de suministros y recursos. ¿Ha recibido la investigación cubana alguna ayuda o subvención de organizaciones humanitarias y filantrópicas internacionales?

La Fundación Bill y Melinda Gates ha destinado cientos de millones de euros para luchar contra el COVID-19, pero por el momento no se ha destinado ni un centavo a Cuba. La Fundación Gates tiene su sede en Estados Unidos y considera a Cuba un país terrorista, al igual que a los que colaboran con Cuba, como yo.

— Cuba tiene una bajísima incidencia de la infección y ha mostrado la eficacia de su respuesta a la epidemia de COVID-19. ¿Cuál es la clave del modelo cubano?

Salud totalmente pública, biotecnología totalmente pública y una grandísima confianza en este sistema. Un sistema supereficiciente para muchos con un rol clave de la medicina territorial. Si en Cuba le pides a un niño que describa a su familia, te hablará del papá, la mamá, los hermanitos y las hermanitas y del médico de la familia. Esto ha permitido un confinamiento con medidas de seguimiento casa por casa. Cuba, con 11 millones de habitantes, ha tenido poco más de 140 muertes por COVID-19.

— Destacó la confianza del pueblo cubano en la medicina. Le hubiera preguntado si hay movimientos de escépticos hacia la ciencia y las vacunas en Cuba, como en muchos países, pero a estas alturas le pregunto ¿por qué hay confianza en Cuba y no en otros lugares?

En Italia, la ciencia aparece en televisión como algo masónico, como si la ciencia fuera solo para pocos. Esto ha llevado a una cascada de gente que duda. Duda porque no cree en la política y duda porque el modelo económico provoca deliberadamente esas dudas.

En Cuba, la ciencia está al servicio del pueblo. En la televisión hay programas de divulgación de alto nivel. Si a todo el pueblo se le permitiera entender el lenguaje científico con facilidad, si el científico saliera en la televisión, como sucede en Cuba, explicando cómo funcionan las vacunas de manera popular, no habría escepticismo ni desconfianza.

— Desde Sicilia han solicitado una brigada de médicos cubanos que ya ha operado en Bérgamo y Cremona. ¿Por qué Cuba echa una mano?

Fidel Castro encomendó una misión a la nueva generación de médicos cubanos resumida en el concepto clave “médicos, no bombas”: Cuba debe ser un país exportador de solidaridad, no de guerra.

La intervención de los médicos cubanos en Italia no es nada extraño, surge de este principio. Las brigadas Henry Reeve de médicos y enfermeras cubanos han operado en casi 40 países diferentes, incluida Italia, como lo hicieron durante la epidemia de ébola en África o el huracán Katrina en Estados Unidos.

— ¿Qué se puede aprender del sistema cubano?

Hemos visto que un sistema de salud privatizado no resiste el estrés de una pandemia, conduce a decisiones éticas muy difíciles y a injusticias. Lo que se puede aprender del modelo cubano es que la salud debe ser pública.

Brigada médica cubano que partió a combatir la COVID-19 en Italia. Foto: AFP.




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(Tomado de Sputnik)

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Diseño: Ary Vincench

Cuba ha priorizado a lo largo de su historia reciente el desarrollo de su sistema médico y de su industria biofarmacéutica, con resultados reconocidos a nivel internacional. A pesar de la actual crisis económica, que también afecta a sus científicos, la isla vuelve a apostar sus escasos recursos en ese frente, con la promesa de compartir sus resultados.

El Instituto Finlay de Vacunas, en Cuba, anunció el comienzo de la segunda fase de pruebas para Soberana 02, una de las vacunas que prepara contra el COVID-19. Soberana 01, la otra propuesta en la que trabajan los investigadores del Finlay, puede pasar a la etapa de estudios avanzados en enero. Al oeste de La Habana, en otra de las instituciones del polo científico que 40 años atrás fundó Fidel Castro, el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, se llevan adelante los proyectos de Abdala y Mambisa, que, junto con los del Instituto Finlay, pretenden asegurar para la isla una vacuna propia contra el nuevo coronavirus.

“Nuestro objetivo es no depender de las grandes farmacéuticas”, acotó recientemente el vice primer ministro y exministro de Salud Pública Roberto Morales, al saludar los avances de los estudios, certificados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). En la misma cuerda, la directora de Investigaciones del Instituto Finlay, Dagmar García, resaltó que esos esfuerzos, “para los que trabajamos sin descanso desde hace meses”, tienen por meta que “nuestro pueblo no sufra las limitaciones de acceso a las vacunas que se verán en el mundo durante 2021”.
Autarquía necesaria

Lo que en cualquier otro sitio pudiera considerarse paranoia, en Cuba no es más que sentido común. Sin ir muy lejos, en el comienzo de la pandemia, la isla consiguió aplanar la primera ola de contagios, echando mano a sus reservas de medicinas y a las materias primas genéricas que había acopiado para mantener funcionando su industria biofarmacéutica. En cuestión de días, las líneas de producción fueron reconvertidas para elaborar una veintena de los cerca de 30 medicamentos que la experiencia asiática recomendaba como fundamentales para combatir la infección. De no haber existido esa posibilidad, cientos o tal vez miles de personas hubieran muerto además de las 137 que fallecieron a causa de la enfermedad desde el inicio de la pandemia.

A la escasez de insumos que por entonces enfrentaron la mayoría de los gobiernos, el de Cuba debió sumar la persecución reforzada de la administración de Donald Trump, incluso contra donaciones enviadas desde terceros países. El caso más mediático fue el del multimillonario chino Jack Ma, propietario de la compañía Alibaba, quien a finales de marzo pretendió hacer llegar a la isla un cargamento de mascarillas y pruebas PCR, como parte de un programa de asistencia coordinado por la OMS, que ya había beneficiado a Estados Unidos y a varios Estados miembros de la Unión Europea. Ninguna aerolínea se atrevió a transportar aquella carga hasta La Habana, luego de que funcionarios de la Casa Blanca iniciaran una campaña de amenazas que, en las semanas siguientes, se extendió a empresas proveedoras de equipamiento sanitario y materias primas.

Para el 19 de agosto, cuando el Instituto Finlay notificó a la OMS sobre el comienzo de los ensayos clínicos de Soberana 01, ya la industria electromédica local trabajaba en la fabricación de dos modelos de respiradores artificiales con los que renovar la envejecida planta tecnológica de muchos hospitales de provincia. Lo hacía, además, con la urgencia de reemplazar a proveedores históricos, como las suizas IMT Medical y Acutronic Medical Systems, que, en el momento más grave de la pandemia y tras ser compradas por Vyaire Medical Inc., una empresa estadounidense, habían recibido la orden de suspender toda relación comercial con Medicuba, la corporación estatal cubana encargada de importar equipamientos médicos.

Es una guerra en muchos frentes, explicó ante la Asamblea Nacional, a mediados de este mes, Eduardo Martínez, presidente de Biocubafarma, el holding corporativo que agrupa a la industria científica cubana. “Al principio, se concentraban en cortarnos las cadenas de proveedores y en entorpecer los intercambios con investigadores de otros países, ni siquiera de Estados Unidos. En los últimos meses, también han apostado por impedir que podamos pagar las importaciones que necesitamos, con amenazas a los bancos y otras acciones por el estilo. Incluso los cuatro proyectos de vacunas se han visto afectados por esa persecución”.


Máxima prioridad




A mediados de los años sesenta del siglo pasado, el Instituto Finlay abrió sus puertas bajo la premisa de defender un modelo de ciencia contrapuesto al de Estados Unidos; incluso desde su nombre. Carlos J. Finlay fue un prestigioso médico cubano de la segunda mitad del siglo XIX que por décadas luchó contra la fiebre amarilla y otras enfermedades tropicales que diezmaban a la población del Caribe. Luego de una vida de investigaciones, logró determinar la importancia de vectores como el mosquito Aedes aegypti y plantear el modelo de control epidemiológico en la materia que todavía se aplica en el mundo.

La contracara de Finlay fue el estadounidense Walter Reed, un médico militar llegado a Cuba durante la llamada Primera Intervención (1899), que continuó los estudios del cubano, pero terminó llevándose el crédito por sus descubrimientos. Hoy, su nombre es el del hospital militar central de los Estados Unidos, precisamente donde Donald Trump fue internado para recibir tratamiento por su supuesto contagio de COVID-19.

La quijotesca pretensión de Fidel Castro al fundar el Instituto Finlay sigue siendo la del discurso oficial cubano, a pesar de la difícil situación económica por la que atraviesa la isla, a la que no escapan siquiera sus científicos. En 2018, una serie de la televisión nacional que insistió en mostrarlos como personas de carne y hueso suscitó impresiones encontradas. Pero Adrián, un bioquímico, asegura a Brecha que la mayoría de aquellas historias eran ciertas.

    “Yo soy de una provincia, y, para poder quedarme a trabajar en la capital, tuve que pasar años viviendo en alquileres pagados con los quesos que traía para revender en La Habana. Hasta que a mi esposa y a mí nos dieron un apartamento, no pudimos pensar en tener hijos, y con los salarios tenemos que hacer los mismos malabares que todo el mundo. Pero como mismo te digo eso, también te aseguro que en mi laboratorio la gente está dejándose la vida para que la vacuna salga, sin pensar en beneficios materiales”.

Una vez por semana, el presidente Miguel Díaz-Canel suele reunirse con líderes de la comunidad científica o visitar la zona oeste de la capital, jalonada por centros biofarmacéuticos. Una fuente cercana al Palacio de la Revolución reveló a este reportero que las solicitudes que llegan de esos centros tienen prioridad a la hora de repartir los pocos recursos de que dispone el Estado. “Queremos y pensamos que podremos contar con nuestra propia vacuna antes de que termine el primer semestre de 2021”, anticipó el vice primer ministro Morales en un recorrido reciente por policlínicas de la ciudad de La Habana.

“Y deberá ser asequible para todos los países que la necesiten y distribuida a través de mecanismos de cooperación como el que pretendemos establecer con la Organización Panamericana de la Salud”, señaló Díaz-Canel durante su participación en la cumbre de la Unión Económica Euroasiática, a la que Cuba ingresó en calidad de observadora a mediados de este mes. Idealismo irresponsable ante la circunstancia de su país acosado por la escasez o espíritu solidario a toda prueba, la interpretación de tal postura queda a cargo de quien la analice. Lo cierto es que, desde la impensable estatura de su subdesarrollo, la isla pugna –codo a codo con las grandes potencias– en la batalla científica contra el coronavirus.



El presidente cubano Miguel Díaz-Canel junto al director del Instituto Finlay de Vacunas. Foto: Estudios Revolución


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(Tomado de Brecha)

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Diseño: Ary Vincench

Cuba ha priorizado a lo largo de su historia reciente el desarrollo de su sistema médico y de su industria biofarmacéutica, con resultados reconocidos a nivel internacional. A pesar de la actual crisis económica, que también afecta a sus científicos, la isla vuelve a apostar sus escasos recursos en ese frente, con la promesa de compartir sus resultados.

El Instituto Finlay de Vacunas, en Cuba, anunció el comienzo de la segunda fase de pruebas para Soberana 02, una de las vacunas que prepara contra el COVID-19. Soberana 01, la otra propuesta en la que trabajan los investigadores del Finlay, puede pasar a la etapa de estudios avanzados en enero. Al oeste de La Habana, en otra de las instituciones del polo científico que 40 años atrás fundó Fidel Castro, el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, se llevan adelante los proyectos de Abdala y Mambisa, que, junto con los del Instituto Finlay, pretenden asegurar para la isla una vacuna propia contra el nuevo coronavirus.

“Nuestro objetivo es no depender de las grandes farmacéuticas”, acotó recientemente el vice primer ministro y exministro de Salud Pública Roberto Morales, al saludar los avances de los estudios, certificados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). En la misma cuerda, la directora de Investigaciones del Instituto Finlay, Dagmar García, resaltó que esos esfuerzos, “para los que trabajamos sin descanso desde hace meses”, tienen por meta que “nuestro pueblo no sufra las limitaciones de acceso a las vacunas que se verán en el mundo durante 2021”.
Autarquía necesaria

Lo que en cualquier otro sitio pudiera considerarse paranoia, en Cuba no es más que sentido común. Sin ir muy lejos, en el comienzo de la pandemia, la isla consiguió aplanar la primera ola de contagios, echando mano a sus reservas de medicinas y a las materias primas genéricas que había acopiado para mantener funcionando su industria biofarmacéutica. En cuestión de días, las líneas de producción fueron reconvertidas para elaborar una veintena de los cerca de 30 medicamentos que la experiencia asiática recomendaba como fundamentales para combatir la infección. De no haber existido esa posibilidad, cientos o tal vez miles de personas hubieran muerto además de las 137 que fallecieron a causa de la enfermedad desde el inicio de la pandemia.

A la escasez de insumos que por entonces enfrentaron la mayoría de los gobiernos, el de Cuba debió sumar la persecución reforzada de la administración de Donald Trump, incluso contra donaciones enviadas desde terceros países. El caso más mediático fue el del multimillonario chino Jack Ma, propietario de la compañía Alibaba, quien a finales de marzo pretendió hacer llegar a la isla un cargamento de mascarillas y pruebas PCR, como parte de un programa de asistencia coordinado por la OMS, que ya había beneficiado a Estados Unidos y a varios Estados miembros de la Unión Europea. Ninguna aerolínea se atrevió a transportar aquella carga hasta La Habana, luego de que funcionarios de la Casa Blanca iniciaran una campaña de amenazas que, en las semanas siguientes, se extendió a empresas proveedoras de equipamiento sanitario y materias primas.

Para el 19 de agosto, cuando el Instituto Finlay notificó a la OMS sobre el comienzo de los ensayos clínicos de Soberana 01, ya la industria electromédica local trabajaba en la fabricación de dos modelos de respiradores artificiales con los que renovar la envejecida planta tecnológica de muchos hospitales de provincia. Lo hacía, además, con la urgencia de reemplazar a proveedores históricos, como las suizas IMT Medical y Acutronic Medical Systems, que, en el momento más grave de la pandemia y tras ser compradas por Vyaire Medical Inc., una empresa estadounidense, habían recibido la orden de suspender toda relación comercial con Medicuba, la corporación estatal cubana encargada de importar equipamientos médicos.

Es una guerra en muchos frentes, explicó ante la Asamblea Nacional, a mediados de este mes, Eduardo Martínez, presidente de Biocubafarma, el holding corporativo que agrupa a la industria científica cubana. “Al principio, se concentraban en cortarnos las cadenas de proveedores y en entorpecer los intercambios con investigadores de otros países, ni siquiera de Estados Unidos. En los últimos meses, también han apostado por impedir que podamos pagar las importaciones que necesitamos, con amenazas a los bancos y otras acciones por el estilo. Incluso los cuatro proyectos de vacunas se han visto afectados por esa persecución”.


Máxima prioridad




A mediados de los años sesenta del siglo pasado, el Instituto Finlay abrió sus puertas bajo la premisa de defender un modelo de ciencia contrapuesto al de Estados Unidos; incluso desde su nombre. Carlos J. Finlay fue un prestigioso médico cubano de la segunda mitad del siglo XIX que por décadas luchó contra la fiebre amarilla y otras enfermedades tropicales que diezmaban a la población del Caribe. Luego de una vida de investigaciones, logró determinar la importancia de vectores como el mosquito Aedes aegypti y plantear el modelo de control epidemiológico en la materia que todavía se aplica en el mundo.

La contracara de Finlay fue el estadounidense Walter Reed, un médico militar llegado a Cuba durante la llamada Primera Intervención (1899), que continuó los estudios del cubano, pero terminó llevándose el crédito por sus descubrimientos. Hoy, su nombre es el del hospital militar central de los Estados Unidos, precisamente donde Donald Trump fue internado para recibir tratamiento por su supuesto contagio de COVID-19.

La quijotesca pretensión de Fidel Castro al fundar el Instituto Finlay sigue siendo la del discurso oficial cubano, a pesar de la difícil situación económica por la que atraviesa la isla, a la que no escapan siquiera sus científicos. En 2018, una serie de la televisión nacional que insistió en mostrarlos como personas de carne y hueso suscitó impresiones encontradas. Pero Adrián, un bioquímico, asegura a Brecha que la mayoría de aquellas historias eran ciertas.

    “Yo soy de una provincia, y, para poder quedarme a trabajar en la capital, tuve que pasar años viviendo en alquileres pagados con los quesos que traía para revender en La Habana. Hasta que a mi esposa y a mí nos dieron un apartamento, no pudimos pensar en tener hijos, y con los salarios tenemos que hacer los mismos malabares que todo el mundo. Pero como mismo te digo eso, también te aseguro que en mi laboratorio la gente está dejándose la vida para que la vacuna salga, sin pensar en beneficios materiales”.

Una vez por semana, el presidente Miguel Díaz-Canel suele reunirse con líderes de la comunidad científica o visitar la zona oeste de la capital, jalonada por centros biofarmacéuticos. Una fuente cercana al Palacio de la Revolución reveló a este reportero que las solicitudes que llegan de esos centros tienen prioridad a la hora de repartir los pocos recursos de que dispone el Estado. “Queremos y pensamos que podremos contar con nuestra propia vacuna antes de que termine el primer semestre de 2021”, anticipó el vice primer ministro Morales en un recorrido reciente por policlínicas de la ciudad de La Habana.

“Y deberá ser asequible para todos los países que la necesiten y distribuida a través de mecanismos de cooperación como el que pretendemos establecer con la Organización Panamericana de la Salud”, señaló Díaz-Canel durante su participación en la cumbre de la Unión Económica Euroasiática, a la que Cuba ingresó en calidad de observadora a mediados de este mes. Idealismo irresponsable ante la circunstancia de su país acosado por la escasez o espíritu solidario a toda prueba, la interpretación de tal postura queda a cargo de quien la analice. Lo cierto es que, desde la impensable estatura de su subdesarrollo, la isla pugna –codo a codo con las grandes potencias– en la batalla científica contra el coronavirus.



El presidente cubano Miguel Díaz-Canel junto al director del Instituto Finlay de Vacunas. Foto: Estudios Revolución


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(Tomado de Brecha)

Vacuna inhibidora de tumores se comenzará a ensayar en humanos

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La unión entre la vacuna PD1-Vaxx y otro fármaco de inmunoterapia entregó resultados alentadores en animales con varios tipos de cáncer. Las pruebas deberán demostrar también buen funcionamiento en humanos


 

El intento de que el propio sistema inmunitario combata al cáncer es la base de este proyecto de vacuna


Una vacuna experimental desarrollada por científicos de la Universidad Estatal de Ohio comenzará a ser ensayada en humanos en EE.UU. tras mostrar resultados prometedores en los estudios en animales, en los que logró inhibir el crecimiento tumoral, informaron sus creadores en un comunicado.  

Según la investigación publicada en la revista OncoImmunlogy, la vacuna, llamada PD1-Vaxx, ha demostrado tener una efectividad del 90 porciento en animales con cáncer de colon al ser combinada con un segundo fármaco de inmunoterapia.    
 

La vacuna libera células inmunitarias suprimidas que matan al cáncer para atacar y destruir el tumor.  

Pravin Kaumaya, autor principal de la investigación, explica que la PD1-Vaxx en primer lugar activa las funciones de las células B y T para promover la eliminación del tumor.Luego, el tratamiento se dirige a bloquear las vías de señalización, que son cruciales para el crecimiento y el mantenimiento del tumor, explicó el investigador.

«Al administrar esta vacuna en combinación con un fármaco de inmunoterapia, estamos esencialmente sobrecargando y dirigiendo al sistema inmunológico para que apunte y elimine específicamente a las células cancerosas», detalló el investigador.

A principios de noviembre, la PD1-Vaxx fue aprobada por el regulador sanitario federal de EE.UU., la Administración de Drogas y Alimentos, para pasar a la fase 1 de ensayos en humanos. La próxima prueba clínica se centrará en pacientes con cáncer de pulmón de células no pequeñas.

El investigador principal dijo sentirse emocionado sobre esta nueva etapa de prueba.

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(Con información de RT)

Vacuna inhibidora de tumores se comenzará a ensayar en humanos

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La unión entre la vacuna PD1-Vaxx y otro fármaco de inmunoterapia entregó resultados alentadores en animales con varios tipos de cáncer. Las pruebas deberán demostrar también buen funcionamiento en humanos


 

El intento de que el propio sistema inmunitario combata al cáncer es la base de este proyecto de vacuna


Una vacuna experimental desarrollada por científicos de la Universidad Estatal de Ohio comenzará a ser ensayada en humanos en EE.UU. tras mostrar resultados prometedores en los estudios en animales, en los que logró inhibir el crecimiento tumoral, informaron sus creadores en un comunicado.  

Según la investigación publicada en la revista OncoImmunlogy, la vacuna, llamada PD1-Vaxx, ha demostrado tener una efectividad del 90 porciento en animales con cáncer de colon al ser combinada con un segundo fármaco de inmunoterapia.    
 

La vacuna libera células inmunitarias suprimidas que matan al cáncer para atacar y destruir el tumor.  

Pravin Kaumaya, autor principal de la investigación, explica que la PD1-Vaxx en primer lugar activa las funciones de las células B y T para promover la eliminación del tumor.Luego, el tratamiento se dirige a bloquear las vías de señalización, que son cruciales para el crecimiento y el mantenimiento del tumor, explicó el investigador.

«Al administrar esta vacuna en combinación con un fármaco de inmunoterapia, estamos esencialmente sobrecargando y dirigiendo al sistema inmunológico para que apunte y elimine específicamente a las células cancerosas», detalló el investigador.

A principios de noviembre, la PD1-Vaxx fue aprobada por el regulador sanitario federal de EE.UU., la Administración de Drogas y Alimentos, para pasar a la fase 1 de ensayos en humanos. La próxima prueba clínica se centrará en pacientes con cáncer de pulmón de células no pequeñas.

El investigador principal dijo sentirse emocionado sobre esta nueva etapa de prueba.

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(Con información de RT)

Aprueban ensayos clínicos con candidatos vacunales Mambisa y Abdala

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Tras una minuciosa revisión del expediente presentado, el Centro para el Control Estatal de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos (CECMED), autorizó el inicio de los ensayos clínicos de los dos nuevos candidatos vacunales cubanos
Cuba intensifica el trabajo científico en el enfrentamiento a la COVID-19 con dos nuevos candidatos vacunales contra esa mortal enfermedad: nuevos candidatos: denominados Mambisa (CIGB-669) y Abdala (CIGB-66). Foto: BioCubaFarma



Tras una minuciosa revisión del expediente presentado, que incluyó las evidencias de los resultados del desarrollo farmacéutico y los estudios en animales, el Centro para el Control Estatal de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos (Cecmed), autorizó el inicio de los ensayos clínicos de los dos nuevos candidatos vacunales cubanos contra la COVID-19, denominados Mambisa (CIGB-669) y Abdala (CIGB-66).

Obtenidos por investigadores del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), entidad perteneciente al Grupo Empresarial BioCubaFarma, el correspondiente a Mambisa, cuya vía de administración es intranasal, se realizará en La Habana, mientras el de Abdala, su modo de empleo es intramuscular y tendrá lugar en la ciudad de Santiago de Cuba.

Como precisó a Granma el doctor Eulogio Pimentel Vázquez, director general del CIGB, en ambos casos se busca evaluar, ante todo, la seguridad de los candidatos vacunales en personas sanas con edades entre 18 y 54 años, y en segundo lugar la capacidad de poder inducir la producción de anticuerpos que potencien la adecuada respuesta del organismo frente al virus SARS-COV-2, causante de la enfermedad.

Igualmente, destacó, durante los ensayos se explorará la eficacia de las dos formas de aplicación enunciadas y la combinación de estas.

Luego de recibir la aprobación de la autoridad regulatoria nacional, comenzará de inmediato la etapa de reclutamiento de los voluntarios que participarán en el estudio.

Según uno de los sitios más visitados dedicados al seguimiento de todos los candidatos asociados a vacunas contra la COVID-19 (https://www.covid-19vaccinetracker.org/), hasta el 24 de noviembre se registraban en el mundo 237 proyectos, y de ellos 40 ya habían alcanzado la etapa de desarrollo clínico.

Cuba, que cuenta con una industria farmacéutica y biotecnológica reconocida, está involucrada de forma acelerada desde el mes de marzo en la carrera por la obtención de una o más vacunas contra la COVID-19.

Para ello desarrolla varios proyectos de candidatos vacunales que abordan diferentes tecnologías industriales, vías de administración y tipos de antígenos.

Estos proyectos no compiten por recursos humanos ni por capacidades industriales; más bien se complementan y hacen posible optimizar el camino que conduce a la meta de inmunizar a nuestra población, y a otras que los demanden.

Ya nuestros científicos han logrado cuatro candidatos vacunales: Soberana 1 y 2, Mambisa y Abdala.

De acuerdo con el sitio web citado, en la actualidad no se reportan, por el momento, candidatos vacunales en etapa clínica que utilicen la vía nasal como ruta de administración de la vacuna (de ahí la novedad de Mambisa), aunque sí es marcado el interés o la necesidad de desarrollarlos, puntualizó el doctor Pimentel.
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 ( Granma )

Aprueban ensayos clínicos con candidatos vacunales Mambisa y Abdala

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Cuba intensifica el trabajo científico en el enfrentamiento a la COVID-19 con dos nuevos candidatos vacunales contra esa mortal enfermedad: nuevos candidatos: denominados Mambisa (CIGB-669) y Abdala (CIGB-66). Foto: BioCubaFarma



Tras una minuciosa revisión del expediente presentado, que incluyó las evidencias de los resultados del desarrollo farmacéutico y los estudios en animales, el Centro para el Control Estatal de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos (Cecmed), autorizó el inicio de los ensayos clínicos de los dos nuevos candidatos vacunales cubanos contra la COVID-19, denominados Mambisa (CIGB-669) y Abdala (CIGB-66).

Obtenidos por investigadores del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), entidad perteneciente al Grupo Empresarial BioCubaFarma, el correspondiente a Mambisa, cuya vía de administración es intranasal, se realizará en La Habana, mientras el de Abdala, su modo de empleo es intramuscular y tendrá lugar en la ciudad de Santiago de Cuba.

Como precisó a Granma el doctor Eulogio Pimentel Vázquez, director general del CIGB, en ambos casos se busca evaluar, ante todo, la seguridad de los candidatos vacunales en personas sanas con edades entre 18 y 54 años, y en segundo lugar la capacidad de poder inducir la producción de anticuerpos que potencien la adecuada respuesta del organismo frente al virus SARS-COV-2, causante de la enfermedad.

Igualmente, destacó, durante los ensayos se explorará la eficacia de las dos formas de aplicación enunciadas y la combinación de estas.

Luego de recibir la aprobación de la autoridad regulatoria nacional, comenzará de inmediato la etapa de reclutamiento de los voluntarios que participarán en el estudio.

Según uno de los sitios más visitados dedicados al seguimiento de todos los candidatos asociados a vacunas contra la COVID-19 (https://www.covid-19vaccinetracker.org/), hasta el 24 de noviembre se registraban en el mundo 237 proyectos, y de ellos 40 ya habían alcanzado la etapa de desarrollo clínico.

Cuba, que cuenta con una industria farmacéutica y biotecnológica reconocida, está involucrada de forma acelerada desde el mes de marzo en la carrera por la obtención de una o más vacunas contra la COVID-19.

Para ello desarrolla varios proyectos de candidatos vacunales que abordan diferentes tecnologías industriales, vías de administración y tipos de antígenos.

Estos proyectos no compiten por recursos humanos ni por capacidades industriales; más bien se complementan y hacen posible optimizar el camino que conduce a la meta de inmunizar a nuestra población, y a otras que los demanden.

Ya nuestros científicos han logrado cuatro candidatos vacunales: Soberana 1 y 2, Mambisa y Abdala.

De acuerdo con el sitio web citado, en la actualidad no se reportan, por el momento, candidatos vacunales en etapa clínica que utilicen la vía nasal como ruta de administración de la vacuna (de ahí la novedad de Mambisa), aunque sí es marcado el interés o la necesidad de desarrollarlos, puntualizó el doctor Pimentel.
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