, Año 64 de la Revolución______________________________

PARA LA HORA

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Nuestras deudas

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La Revolución abrió puertas para que las mujeres salieran del ámbito doméstico y se convirtieran en lo que ellas quisieran y fueran capaces de conquistar, pero aún existen asuntos no resueltos que repercuten y se reflejan en las mujeres que somos hoy


Esto no es una tarjeta de felicitación, ni un compendio de triunfos, ni un informe de avances. Si usted se considera machista, quédese y lea; si no tiene la certeza, sígame también. Si quien lee estas líneas es una muchacha, una señora, una anciana, le ruego que busque dentro de usted misma, que se observe bien y se diga lo que ve; y si le gusta o no lo que ve, que se pregunte cuántas deudas consigo misma carga hasta el día de hoy. Posiblemente ya haya recibido (¡y qué bueno!) muchísimas felicitaciones, en el mundo real o virtual. Si cada palabra, tarjeta, sticker, emoji, se convirtieran en oportunidades para crecer, en comprensión, en repartición justa de los deberes, en menos limitaciones…, de seguro terminaría la necesidad de luchar por mayor equidad de género en el país.

Cualquiera pudiera pensar que no es un día para tales asuntos, y que yo debería estar concatenando palabras bonitas en modo de crónica victoriosa. Claro que podría: no son pocos los triunfos sobre el machismo y la herencia patriarcal; es real que la Revolución abrió puertas para que las mujeres salieran del ámbito doméstico y se convirtieran en lo que ellas quisieran y fueran capaces de conquistar. Todo eso es verdad, y hay más: recibimos igual salario por un trabajo equivalente; el espacio conquistado en la vida política del país es importante, pues ellas constituyen el 53,22 por ciento del Parlamento; somos el 49 por ciento de la fuerza laboral y representamos más del 60 por ciento de los egresos de la Educación Superior.

Las mujeres en Cuba tienen un papel trascendental en la vida económica y social del país.

Las cifras, informadas durante la Primera Sesión regular de la Junta Ejecutiva de ONU-Mujeres (en febrero último), revelan que, ciertamente, la situación femenina se ha transformado muchísimo en las últimas décadas. «Pero las mujeres nunca están conformes», podría ser la frase conclusiva de quien no mira más allá de estadísticas, porque no entiende que la vida no está solo en los números. Las conquistas no nos deben confundir: existe un sinfín de asuntos no resueltos que repercuten y se reflejan en las mujeres que somos hoy.

Ayer pregunté —en la red social Facebook— sobre las deudas con las que cargamos las mujeres con respecto a nosotras mismas. Y si bien muchas de las que respondieron son profesionales reconocidas en su ámbito laboral, a una le queda la insatisfacción de haber perdido el matrimonio por dedicarse «más a la profesión que al marido» (como se han encargado de recriminarles); a varias les duele haber postergado tanto su superación académica (en materia de maestrías y doctorados) que terminaron jubilándose sin conseguirla; a otras aún les asusta caminar solas por la calle ante el temor del acoso; les molesta que las consideren incompletas porque no se han decidido por la maternidad; a alguna le impide apoyar a las lesbianas en su lucha, el temor a ser considerada como tal; a otra más le enoja que su expareja siga siendo apreciado como «hombre íntegro y militante ejemplar» a pesar de que ella haya tenido que asumir la responsabilidad completa del cuidado de la hija, porque él decidió que el divorcio era con todo, a sabiendas de la violencia de la que ella huía.
Ser mujer no tiene por qué constituir ni un reto ni un obstáculo.
En pleno siglo XXI, una muchacha de 25 años asegura que le «metieron en la cabeza que, por ser "a última de la familia" (y hembra)», estaba destinada a cuidar a sus cinco mayores. ¿Por qué una joven debe ser sometida a una carga sicológica semejante, al punto de llevarla a la enfermedad, cuando tiene otros miembros con quien compartir tal compromiso? ¿Por qué predestinar a una muchacha desde adolescente, por qué limitarla, culpabilizarla? ¿Y será la única? ¿Y será fácil lograr diálogo y consenso en tales situaciones? ¿Existirá igualdad de oportunidades en estas circunstancias?

No habrá equidad entre géneros hasta que no se comprenda que compartir labores domésticas (entre mujeres y hombres) no es «ayudar», como no es «ayuda» que la mujer gane su salario y lo ponga a disposición de la economía del hogar. No la habrá hasta que no se entienda que «peca» igual el marido como la esposa que engaña; que la anticoncepción es responsabilidad de ambos; que la mujer, como el hombre, necesita tiempo y espacio para sí misma, y que el maltrato no es amor.


Las mujeres tenemos la gran responsabilidad de querernos más, de mirar hacia el placer y la realización sin culpas y sin miedos, de despojarnos de las prendas del machismo, y de dejar de juzgar a la de al lado. Debemos aprender a defender tanto nuestros sueños como los de nuestra pareja o los de nuestros hijos. Ser mujer no tiene por qué constituir ni un reto ni un obstáculo, y qué mejor que el 8 de marzo para recordarlo.

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(Juventud Rebelde )

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La Revolución abrió puertas para que las mujeres salieran del ámbito doméstico y se convirtieran en lo que ellas quisieran y fueran capaces de conquistar, pero aún existen asuntos no resueltos que repercuten y se reflejan en las mujeres que somos hoy


Esto no es una tarjeta de felicitación, ni un compendio de triunfos, ni un informe de avances. Si usted se considera machista, quédese y lea; si no tiene la certeza, sígame también. Si quien lee estas líneas es una muchacha, una señora, una anciana, le ruego que busque dentro de usted misma, que se observe bien y se diga lo que ve; y si le gusta o no lo que ve, que se pregunte cuántas deudas consigo misma carga hasta el día de hoy. Posiblemente ya haya recibido (¡y qué bueno!) muchísimas felicitaciones, en el mundo real o virtual. Si cada palabra, tarjeta, sticker, emoji, se convirtieran en oportunidades para crecer, en comprensión, en repartición justa de los deberes, en menos limitaciones…, de seguro terminaría la necesidad de luchar por mayor equidad de género en el país.

Cualquiera pudiera pensar que no es un día para tales asuntos, y que yo debería estar concatenando palabras bonitas en modo de crónica victoriosa. Claro que podría: no son pocos los triunfos sobre el machismo y la herencia patriarcal; es real que la Revolución abrió puertas para que las mujeres salieran del ámbito doméstico y se convirtieran en lo que ellas quisieran y fueran capaces de conquistar. Todo eso es verdad, y hay más: recibimos igual salario por un trabajo equivalente; el espacio conquistado en la vida política del país es importante, pues ellas constituyen el 53,22 por ciento del Parlamento; somos el 49 por ciento de la fuerza laboral y representamos más del 60 por ciento de los egresos de la Educación Superior.

Las mujeres en Cuba tienen un papel trascendental en la vida económica y social del país.

Las cifras, informadas durante la Primera Sesión regular de la Junta Ejecutiva de ONU-Mujeres (en febrero último), revelan que, ciertamente, la situación femenina se ha transformado muchísimo en las últimas décadas. «Pero las mujeres nunca están conformes», podría ser la frase conclusiva de quien no mira más allá de estadísticas, porque no entiende que la vida no está solo en los números. Las conquistas no nos deben confundir: existe un sinfín de asuntos no resueltos que repercuten y se reflejan en las mujeres que somos hoy.

Ayer pregunté —en la red social Facebook— sobre las deudas con las que cargamos las mujeres con respecto a nosotras mismas. Y si bien muchas de las que respondieron son profesionales reconocidas en su ámbito laboral, a una le queda la insatisfacción de haber perdido el matrimonio por dedicarse «más a la profesión que al marido» (como se han encargado de recriminarles); a varias les duele haber postergado tanto su superación académica (en materia de maestrías y doctorados) que terminaron jubilándose sin conseguirla; a otras aún les asusta caminar solas por la calle ante el temor del acoso; les molesta que las consideren incompletas porque no se han decidido por la maternidad; a alguna le impide apoyar a las lesbianas en su lucha, el temor a ser considerada como tal; a otra más le enoja que su expareja siga siendo apreciado como «hombre íntegro y militante ejemplar» a pesar de que ella haya tenido que asumir la responsabilidad completa del cuidado de la hija, porque él decidió que el divorcio era con todo, a sabiendas de la violencia de la que ella huía.
Ser mujer no tiene por qué constituir ni un reto ni un obstáculo.
En pleno siglo XXI, una muchacha de 25 años asegura que le «metieron en la cabeza que, por ser "a última de la familia" (y hembra)», estaba destinada a cuidar a sus cinco mayores. ¿Por qué una joven debe ser sometida a una carga sicológica semejante, al punto de llevarla a la enfermedad, cuando tiene otros miembros con quien compartir tal compromiso? ¿Por qué predestinar a una muchacha desde adolescente, por qué limitarla, culpabilizarla? ¿Y será la única? ¿Y será fácil lograr diálogo y consenso en tales situaciones? ¿Existirá igualdad de oportunidades en estas circunstancias?

No habrá equidad entre géneros hasta que no se comprenda que compartir labores domésticas (entre mujeres y hombres) no es «ayudar», como no es «ayuda» que la mujer gane su salario y lo ponga a disposición de la economía del hogar. No la habrá hasta que no se entienda que «peca» igual el marido como la esposa que engaña; que la anticoncepción es responsabilidad de ambos; que la mujer, como el hombre, necesita tiempo y espacio para sí misma, y que el maltrato no es amor.


Las mujeres tenemos la gran responsabilidad de querernos más, de mirar hacia el placer y la realización sin culpas y sin miedos, de despojarnos de las prendas del machismo, y de dejar de juzgar a la de al lado. Debemos aprender a defender tanto nuestros sueños como los de nuestra pareja o los de nuestros hijos. Ser mujer no tiene por qué constituir ni un reto ni un obstáculo, y qué mejor que el 8 de marzo para recordarlo.

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(Juventud Rebelde )

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Prepara el pueblo de Soplillar, festín colectivo conmemorando la cena carbonera con Fidel- La voz de la victoria

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Con motivo de la celebración, el próximo 24 de diciembre, del 60 aniversario de la primera nochebuena de la revolución, conocida también como la Cena carbonera con Fidel, el pueblo de Soplillar, prepara una fiesta colectiva para conmemorar tan significativo hecho.

Las acostumbradas canturías, cantatas, torneos, juegos de béisbol y cena colectiva, serán los principales atractivos que se desarrollaran en este poblado cenaguero, que este año tendrá el particular de celebrarse durante los días 24 y 25, toda una jornada para el disfrute pleno de un acto inolvidable de humildad de nuestro líder histórico Fidel Castro Ruz, que prefirió dejar otros lugares, quizás más atractivos y prefirió cenar con los más humildes carboneros de la Ciénaga de Zapata.




El próximo lunes 25 quedará inaugurada la expo itinerante del Proyecto Sociocultural Ksimba, “La Semilla del ejemplo”, dedicada a la figura del comandante en jefe en la Ciénaga de Zapata y recorrerá varios organismos y desde el 23 de diciembre en Soplillar, en áreas de la bodega. 

Allí se trabaja en la restauración de varias instituciones, la construcción del SAF, el parque infantil entre las más importantes.

También se celebrará el acto de recordación en áreas del Memorial Biblioteca el 24 en horas de la mañana.


 
La historia revive en cada pedacito de Soplillar lo que ella ha sido capaz de legarle a Soplillar.

Fidel y Eusebio bajo el telón de La Habana Vieja (+Fotos)

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Una relación entrañable mantuvieron siempre el historiador de La Habana, Doctor Eusebio Leal Spengler, y el líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz.
Con el paso de los años Leal ha comentado en diversas ocasiones sus primeros contactos con Fidel para la restauración de La Habana Vieja.

Cuando Fidel llegó me preguntó “¿Qué necesitas?” y le respondí “nada”. Y me dijo “¿por qué?” y le dije “porque si yo empiezo a pedirle usted no vuelve nunca”.
Esa idea finalmente se materializó en lo que es hoy el centro histórico a partir del Decreto Ley 143, suscrito por Fidel y posteriormente por Raúl Castro, siendo el único decreto firmado por dos presidentes en la historia de Cuba.
Sobre La Habana Vieja y su preservación, Fidel dijo en 1998: “Salvar La Habana Vieja, que ya la estaban destruyendo completa, lo que hoy admira el mundo como Patrimonio de la Humanidad, toda esa arquitectura que tiene un valor incalculable, protegida, donde ya empezaban a hacer helipuertos y edificios altos. Se tarda unos pocos años más la Revolución y no quedaría nada de La Habana Vieja”.

En palabras de Eusebio: “Casi 50 años de obras de restauración inspiradas en la voluntad de Cuba, en la voluntad de Fidel, y, en el caso del Capitolio, como una voluntad expresa del general presidente Raúl Castro. Sin esa determinación de él de entender que debían traerse al Centro Histórico los símbolos del Estado: La función legislativa en el palacio del Capitolio, que Fidel admiró como la obra de construcción más trascendental de aquel tiempo”.
En el caso del Capitolio, Leal cuenta que cuando tuvo la oportunidad de guiar a Fidel allí por primera vez fue con la doctora Rosa Elena Simeón, y “Fidel se maravilló y después me pidió el libro de la construcción del Capitolio”.
Fidel junto a Eusebio Leal y la doctora Rosa Elena Simeón en el Capitolio. Foto: Fidel Soldado de las Ideas.
“Se le dio una importancia extraordinaria al patrimonio nacional. ¿Los recursos? Puedes tener todos los recursos que quieras. Pero si falta ese coraje, si falta esa voluntad… la letra sola muere”, recuerda el historiador.
Para admirar ese coraje y esa voluntad que definió siempre la obra de Leal en La Habana Vieja, bajo la guía de Fidel, Cubadebate y el sitio Fidel Soldado de las Ideas proponemos hoy imágenes inéditas de esa entrañable amistad, bajo el telón de la vieja Habana.
Fidel y Eusebio Leal en La Habana Vieja. Foto: Cortesía Habana Radio.
Fidel y Eusebio Leal inauguran obras en La Habana Vieja. Foto: Cortesía Habana Radio.
Fidel junto a Hugo Chávez y Eusebio Leal en La Habana Vieja. Foto: Fidel Soldado de las Ideas.
Fidel recorre La Habana Vieja junto Leal y Rajiv Gandhi, primer Ministro de la India. Foto: Fidel Soldado de las Ideas.
Una relación entrañable marcó siempre la amistad entre el Historiador de la Ciudad de La Habana y el líder histórico de la Revolución Cubana. Foto: Fidel Soldado de las Ideas.
El Decreto Ley 143 para la preservación del centro histórico fue suscrito por Fidel y posteriormente por Raúl Castro. Foto: Fidel Soldado de las Ideas.
Para conocer más sobre el ideario del líder de la Revolución Cubana, visite nuestro sitio Fidel Soldado de las Ideas. Síganos en Facebook y Twitter.

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