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¨El premio Nobel en tiempos de pandemia¨

Confieso que, cuando se filtró la noticia de que entre los cinco finalistas de los nominados al Premio Nobel de Literatura del año 2020 se encontraba el nombre del escritor cubano Leonardo Padura, realmente conocía muy poco de su producción literaria. Con una docena de títulos traducidos a más de 25 idiomas, entre otros lauros Padura ostenta el Premio Nacional de Literatura 2012 y el Premio Princesa de Asturias de las Letras 2015, concedido en España.

Hasta ese momento, solo había leído una de sus obras: ¨El hombre que amaba a los perros¨. Luego me cayeron en las manos otros dos volúmenes: ¨Adiós Hemingway¨ y ¨La cola de la serpiente¨, que devoré prácticamente en una sola ¨acostada¨. Y tengo que reconocer que su prosa me impactó. Fue como un milagro. Experimenté una placentera sensación de total identificación con el estilo de su escritura magistral y, en particular, con su emblemático personaje, el detective Mario Conde. A partir de ese instante, para mí pasó a ocupar un lugar cimero en el olimpo de los elegidos con poderes mágicos para comunicarse, a través de la palabra escrita, con el mismísimo Dios.

Escritor controvertido e incomprendido, en su obra Padura refleja con crudeza y honestidad la realidad que le ha tocado vivir. Tal vez por eso nunca ha sido santo de la devoción de muchos y se le haya hecho tan difícil publicar su obra en su propio país. ¨En Cuba he ganado todos los premios, pero las ediciones de mis libros siempre han sido limitadas¨, ha comentado el escritor. Sin embargo, él permanece aquí porque ¨lo que está muy claro para mí es que Cuba es mi país, mi lugar de residencia. Mi función es escribir, y en Cuba escribo¨, según sus propias palabras.

Sin dudas, este año el lauro está rondando seriamente a Cuba en dos de sus seis categorías. Además de la propuesta de Padura en el campo de la Literatura, también se suma el de la Paz para la medicina cubana. Con ese propósito hoy se está librando una campaña internacional a favor de otorgar el premio Nobel de la Paz al Contingente Internacional de Médicos Especializados en Desastres y Graves Epidemias ¨Henry Reeve¨, por su destacada labor en la lucha contra la pandemia del nuevo coronavirus en numerosos países del orbe.

Cuba es tierra fértil para escritores de altos quilates, merecedores del bien cotizado premio. Aquí vivió por más de 20 años y creó su mejor obra (¨El viejo y el mar¨), que le valió el Premio Pulitzer en 1953, el escritor norteamericano Ernest Hemingway, quien conquistó el Nobel de Literatura en el año 1954, cuya medalla ofrendó al santuario de la patrona de Cuba: la Virgen de la Caridad de El Cobre, en Santiago de Cuba.

Mi obra fue creada y pensada en Cuba, con mi gente de Cojímar, de donde soy ciudadano, y diría aún más: a través de todas las traducciones está presente esta patria adoptiva, donde tengo mis libros y mi casa”, expresó Ernest Hemingway. A juzgar por esta confesión, casi pudiéramos vanagloriarnos de que Cuba ya tuvo su primer Premio Nobel de Literatura. Ahora, esperemos a ver qué pasará con Padura cuando se anuncie el nombre del ganador el próximo mes de octubre.

El solo hecho de haber sido nominado para el codiciado galardón es una muestra inequívoca del talento y la calidad indiscutible de este novelista del patio, un verdadero artífice de la llamada ¨novela negra¨, cuya obra ha sido publicada, en su mayoría, por una editorial española. Sin embargo, por muy optimista que quisiera ser, lamentablemente no me hago demasiadas ilusiones porque para nadie es un secreto que con frecuencia nuestros coterráneos, por el solo hecho de ser cubanos, suelen ser discriminados como víctimas del fatalismo (o fanatismo) político.

Al respecto, Padura opina que ¨el Premio Nobel, con independencia de los problemas internos de la Academia Sueca, necesita una revisión. Trataron de romper con los esquemas y creo que fue un intento fallido”, explica. “…por mencionar dos ejemplos en lengua castellana indiscutibles, no lo tuvieron ni Borges ni Carpentier”.

Aun cuando, finalmente, Padura no fuese el favorecido, lo cierto es que esa candidatura lo eleva a la altura de otros monstruos sagrados de las letras españolas, como el colombiano Gabriel García Márquez, quien recibiera el Premio Nobel de Literatura en 1982, y nuestro Alejo Carpentier, que bien lo merece y nunca se tuvo en cuenta por los académicos suecos.

Suceda lo que suceda, opino que esta oportunidad es marco propicio para relanzar la publicación en nuestro país de la valiosa obra literaria de Leonardo Padura. Las editoriales cubanas no pueden darse el lujo de ignorar tan importante acontecimiento cultural, por más incómodo que pudiera parecerle a alguien. (Juan A. González Machado, 3 de julio de 2020).




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